A pedido del historiador José María Rosa y por medio de la Ley Nº 20.770, el Congreso de la Nación instauró el 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional, en conmemoración de la batalla de la Vuelta de Obligado.

Esta fecha es una invitación a la reflexión, pero, sobre todo, a la reafirmación del tipo de país que queremos.

Por este motivo, nos valemos de esta fecha como oportunidad para que desde la  escuela podamostomar conciencia de la importancia de poder decidir sobre nuestro territorio, nuestros recursos y, además, sigamos valorando con nuestras acciones la opción de ser un país libre y soberano.

Como hijos de Dios y como ciudadanos, tenemos el deber de orar por nuestra Patria. Dios bendiga a Argentina con el donde la paz y la fraternidad. Por eso rezamos la oración por la patria:

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Nos sentimos heridos y agobiados.
Precisamos tu alivio y fortaleza.

Queremos ser nación,
una nación cuya identidad
sea la pasión por la verdad
y el compromiso por el bien común.


Danos la valentía de la libertad
de los hijos de Dios
para amar a todos sin excluir a nadie,
privilegiando a los pobres
y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz.

Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,
cercanos a María, que desde Luján nos dice:
¡Argentina! ¡Canta y camina!
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.


Amén

Algunas de nuestras intenciones fueron:

  • Que a la Luz del Evangelio experimentemos hondos deseos de vivir en paz y en una convivencia basada en el entendimiento, la justicia y la reconciliación.
  • Que, como argentinos, tomemos conciencia que sin ti estamos como desamparados y que te necesitamos presente en nuestras acciones.
  • Que ilumines nuestra Patria Argentina, de manera que los que tienen el servicio de gobernar, puedan ser dóciles y humildes administradores de este servicio.
  • Que construyamos estructuras más justas que consoliden un orden social, político y económico, con equidad e inclusión.
  • Que el bien personal y de los diversos sectores se armonicen con la búsqueda del bien común, y siempre teniendo particularmente en cuenta a los más pobres.
  • Que el individualismo y la falta de sensibilidad frente al sufrimiento del hermano, no nos lleven a un progresivo acostumbramiento y resignación ante la pobreza y exclusión de muchos.