Una frase que da cuenta de la necesidad del trabajo conjunto entre familia y escuela ha caracterizado distintos espacios de encuentro entre las personas de nuestra comunidad…

“Los padres solos no pueden educar a los hijos, porque no pueden protegerlos de otras influencias muy poderosas. Los docentes solos no pueden educar a sus alumnos, por la misma razón. La sociedad tampoco puede educar a sus ciudadanos, sin la ayuda de los padres y del sistema educativo.(…)Si queremos educar bien a nuestra infancia, es decir, educarla para la felicidad y la dignidad, es imprescindible una movilización educativa de la sociedad civil, que retome el espíritu del viejo proverbio africano: “Para educar a un niño, hace falta la tribu entera“

 

Hoy la educación, el cómo educamos y el para qué están en cuestión. La tecnología ha venido a ampliar fronteras, pero además incorporó otros lenguajes y formas de apropiación que vienen poniendo en jaque los esquemas tradicionales del enseñar y aprender.

Aún en este contexto, nadie duda de la necesidad de una presencia adulta en la educación de nuestra infancia y de nuestra juventud. Y seguramente coincidimos en que lo más importante en nuestras vidas son, precisamente, nuestros hijos, nuestra infancia, nuestros jóvenes, nuestra familia…

Paradójicamente, observamos con preocupación la limitación en la participación de las familias, imposibilitadas de combinar un tiempo común debido a distintas responsabilidades, muchas de ellas de índole laboral.

Por otro lado, como docentes, nos encontramos llamados a abordar nuevas problemáticas ya que el acompañamiento y la contención de niños y adolescentes que hoy se demanda a la escuela muchas veces excede la formación recibida en el ámbito académico.

En medio de esta incertidumbre, están nuestros niños, adolescentes y jóvenes…

¿Por qué Liliana González?

  • Admiramos su capacidad de hacernos repensar lo que hemos naturalizado, haciéndonos redescubrir en lo cotidiano nuestra propia práctica, con palabras accesibles y experiencias que no nos resultan ajenas.
  • Nos ha movilizado con su consejo de volver a mirarnos, dejando en nosotros la decisión de reencontrarnos en nuestras vivencias y de pelear para que esta pobreza emocional que nos invade sea un poquito menor
  • Sostiene con firmeza y extrema ternura a la vez a quienes, interpelados por los problemas sociales, seguimos buscando la forma de no corrernos de nuestra función adulta
  • Y porque por sobre todas las cosas, comparte con cada uno de nosotros el maravilloso oficio de ser docente, de ser mamá, de ser abuela y de ser una persona trabajando día a día, minuto a minuto, para sacar lo mejor de cada uno y de hacer de este lugar, el nuestro, el mejor lugar

Licenciada en Psicopedagogía de la Universidad Nacional de Río Cuarto, es docente universitaria, especialista en clínica de niños y adolescente, y coordinadora de talleres para padres y maestros. También tiene una columna en canal 8 de Córdoba y publicó nueve libros. En 2014 ganó el premio Santa Clara de Asis.

Insiste en  que “Nuestra sociedad hoy tiene el tejido social muy dañado. Conocerse y reunirse es la clave para poder poner límites”.

Por eso este encuentro… porque en conocernos y reunirnos está la clave…