El proceso de Independencia iniciado a comienzos de 1810 contó con importantes personalidades indispensables para que esta gesta histórica pudiera, el 9 de julio de 1816, declarar formalmente la Independencia de nuestro país.

Entre estas figuras aparece el General Martín Miguel de Güemes, quien fue un militar nacido en la provincia de Salta, un joven que comenzó a transitar la vida militar a la edad de catorce años y que fue gobernador de su provincia natal y General en Jefe del Ejército Argentino, designado por el General Don José de San Martín.

¿Por qué conmemoramos su muerte? ¿Por qué recordar a este general de nuestro país?

Y es que son sus ideales, su valentía, su honradez, su amor a la Patria lo que nos convoca a conocer y recordar su vida y su lucha.

Martín Miguel de Güemes nació en Salta el 8 de febrero de 1785. En 1805 lo trasladan a Buenos Aires para incorporarse a las filas que combatían la invasión inglesa. Empezaba para Güemes una carrera y un desempeño militar que luego figurarían en las páginas de la historia argentina.

Cumplió funciones y roles estratégicos en batallas y lugares cruciales como la Quebrada de Humahuaca donde evitó la comunicación entre los realistas del Alto Perú y Córdoba, la guerra de Suipacha donde creó y preparó a sus soldados para el  combate más difícil y en condiciones extremadamente precarias, ya que los recursos nunca llegaban al norte del país y eran de vital importancia, Güemes no le prestaba atención a sus circunstancias, él, valiente soldado se preparaba y apoyaba a sus Infernales, como se denominaban sus soldados, entrenados para la lucha, aún cuando los superaran en número o tuvieran que vestir a los cactus del norte argentino con sus ponchos y sus sombreros para confundir al ejército realista.

Colaborador incansable del General José de San Martín, dejó la gobernación de la provincia de Salta y se dedicó exclusivamente a organizar la Expedición para liberar el Alto Perú.

Sin recursos ni ayuda, continúa las campañas libertadoras, pero el 7 de junio de 1821, Güemes resultó herido en una emboscada realizada por tropas españolas y con la cual los realistas pudieron sitiar por primera vez la provincia de Salta.

Días después, ya agonizando y acompañado por sus soldados fieles y compañeros de batalla en sus últimas horas, ordenó al coronel Enrique Vidt que lo reemplazara, recuperara el poder sobre la provincia y siguiera la lucha contra los españoles.

El 17 de junio de 1821, muere luego de varios días de sufrimiento y agonía. Actualmente, sus restos descansan en el panteón de las Glorias del Norte, en la Catedral de Salta.

La Patria necesitaba con urgencia buenos hombres para dirigir los ejércitos, nadie mejor que Güemes para poner manos a la obra un grandioso Plan Continental de Independencia.

Hoy recordaremos al hombre bravo, patriota, al hombre que combatió junto a sus gauchos en cien combates y que dio muestras de grandioso valor.

Seremos testigos del amor a la Patria de este heroico hombre y sus soldados quienes, con sus ponchos rojos como el fuego, adoptaron la cinta negra que los rodea y que se incorporó en señal de respeto y como recordatorio al fallecimiento de su valiente general.

Compartimos la lectura de la poesía “PELEAR POR LOS IDEALES” de Carlos Jesús Maita.

Atraviesa los tiempos

un tañir de metales,

un estruendo patriota

de caballos y sables.

Son los gauchos de Güemes,

altivos, inmortales…

La bandera y los ponchos

en el viento se baten.

Ese ejército rojo

como un río de tardes

estremece mi pecho,

se hace canto en mi sangre.

Ese canto me trepa

por los huesos y sale

por mi voz, encendido,

como un fuego pensante.

No es un canto de guerra

lo que suelto en el aire,

sólo evoco la Gloria

de férreas voluntades.

Hay que dar por la patria,

como Los Infernales,

hasta la última gota

de sudor y de sangre.

Hay que ser como Güemes:

pelear por ideales.

Inmortal es el hombre

que se ofrenda en combate.

La gran figura de Güemes entra de inmediato en la leyenda, aquel amor a la libertad de la tierra que lo vió nacer, el valor y el orgullo de ser argentinos que él infundió en sus soldados y en su pueblo, son valores que queremos recordar, enaltecer y transmitir.

Seamos orgullosos ciudadanos, que defendamos nuestros derechos y el de los demás, siendo respetuosos, empáticos, solidarios, dejemos que el amor y la fe guíe nuestros pasos, que nos ayuden a tender la mano a quien lo necesite porque somos hermanos, unidos en el amor a Dios y al prójimo.

Seamos valientes defensores del otro, que no nos abandone la luz de la esperanza y nos guíe en nuestro caminar el Espíritu de Dios, en la construcción de una sociedad cada vez más justa, responsable y respetuosa.

* La organización  estuvo a cargo del Equipo Docente del Espacio Curricular de Lengua.