El Credo permite a los cristianos católicos reafirmar su Fe en Dios y en los dogmas de Fe, como la Iglesia, la Santísima Trinidad, los ángeles y los santos.

En el Templo Parroquial se  reunieron  el día miércoles 27 de junio, los alumnos de 3º grado de nuestra escuela, junto a sus docentes y catequista institucional, para compartir la celebración del Credo. También en esa ceremonia religiosa Ianella y Bruno alumnos de la Institución recibieron el Sacramento del Bautismo y estuvieron acompañados por padres, padrinos y familiares. 

El Bautismo es el Primer Sacramento que recibimos los cristianos. Es el Sacramento de la Vida, se quiere defender la vida, reconocida como don de Dios y defender la dignidad de toda persona humana.

En el  Credo se relata la historia de Jesucristo, de su paso por la tierra y su sufrimiento. Esta oración se realiza desde el siglo V y fue creada por la Iglesia romana por orden del Emperador Constantino.

En el Credo nos encontramos de manera directa y concisa con las convicciones centrales sobre el Dios trinitario: Padre, Hijo y Espíritu Santo, las cuales nos identifican como cristianos. Como fórmula de fe, el Credo resume lo que creemos. Pero más que una fórmula, el Credo es el testimonio de fe de la comunidad cristiana a través de los siglos. Cuando rezamos esta oración afirmamos la existencia del Padre, de Jesucristo y del Espíritu, su acción salvadora en el pasado y en el presente. Pero hay mucho más que una confesión de verdades objetivas. En el Credo nosotros profesamos nuestra actitud personal y comunitaria de fiarnos de Dios, de su palabra y de su acción. No es una simple afirmación de verdades sino una entrega confiada y amorosa al Señor, poniendo en él nuestra esperanza de salvación. Es ponernos en sus manos, es confiar en su amor, apoyarnos en él como en la roca indestructible. Dicho de otro modo, creer es fiarnos de que Dios continuará guiando a su pueblo a la tierra prometida del Reino, aunque en algunos momentos sólo veamos oscuridad y dificultades.

No sólo afirmamos la existencia de la Trinidad, sino que nos fiamos de Dios como Padre y Señor de la vida, confiamos en la salvación de Jesús y esperamos que el Espíritu continúe actuando en medio de nosotros. Confiamos que Dios sigue y seguirá caminando con su pueblo.

Recitar el Credo es encender una luz para seguir avanzando confiadamente por la vida hacia el Reino, creyendo que Dios está con nosotros. El Credo no es sólo para la liturgia del domingo, sino para la vida.