La Guerra de Malvinas es una historia plagada de desventuras personales, errores políticos, ignorancia diplomática e improvisación militar. Sin embargo, la sumatoria de errores y horrores no logran empañar la entrega, la abnegación y el valor de quienes entregaron con sacrificio sus vidas defendiendo la soberanía territorial argentina.

Hoy nos reunimos para reconocerlos. A ellos; a los  miles de jóvenes que fueron llevados a combatir; a los que no pudieron regresar; y a los que, aún hoy, continúan luchando para obtener el reconocimiento que como Nación, y como humanos, les debemos.

En la madrugada del 2 de abril de 1982, tropas argentinas que integraban el Operativo Rosario recuperaron por la fuerza los derechos soberanos de nuestro país sobre las Islas Malvinas, Georgias, Sandwich e Islas del Atlántico Sur, al tomar el control de Puerto Argentino, la capital del archipiélago. Así comenzó la llamada “Guerra de Malvinas” que finalizó 74 días después, el 14 de junio  cuando las tropas argentinas finalmente se rindieron.

En este simple pero no menos emotivo acto, las banderas se sintieron orgullosas de ese puñado de hombres que lucharon por devolverles a nuestra Nación las tierras perdidas.

No importa si perdimos la Guerra, lo que importa es que la Gesta de Malvinas nos hizo recuperar el espíritu y la conciencia nacional.  De esos hombres debemos aprender que la lucha por recuperar lo que era propio y ya no lo es, debe ser constante e incansable.

Hace unos meses atrás, estamos asistiendo a un hecho trascendental para la curación de las heridas de familiares de ex combatientes que fallecieron en las Islas y la relación entre la Argentina y los isleños: la incansable tarea de reconocimiento de soldados argentinos enterrados en el cementerio de Darwin. Hoy, 106 de 121 soldados, fueron identificados y descansan en una tumba donde la frase “Soldado sólo conocido por Dios”, es reemplazada por la de su nombre.

Los hombres no ganan las guerras, quienes ganan son los Estados.  Los hombres, las personas, siempre pierden algo: libertad, confianza, amor, seguridad, trabajo, Paz.

Digamos NO A LA GUERRA, SI A LA PAZ; pero con memoria, con justicia social, con lucha y con compromiso.

*La organización  estuvo a cargo de los docentes del Área de Ciencias del segundo ciclo.