El 12 de octubre es una fecha en la que tradicionalmente se conmemoró la llegada de Cristóbal Colón y su tripulación a estos territorios; erróneamente denominado Descubrimiento de América. Actualmente, se encontraron numerosos rastros que, antes de ellos, llegaron otras civilizaciones.

 Es por eso que hoy nos convoca recordar, con una mirada de respeto y hermandad, a aquellos que se encontraban en América y que son nuestras raíces. Debemos más que nunca, promover un día de reflexión histórica y diálogo intercultural acerca de los derechos de los pueblos originarios que ya habitaban y habitan este territorio. Este día debe entenderse a partir de una mirada atenta y crítica de lo sucedido para conocer nuestro pasado, comprender nuestro presente y construir nuestro futuro.

La diversidad cultural es una promesa de renovación y de dinamismo, el motor mismo de la innovación y del desarrollo. Es una invitación al diálogo, al descubrimiento y a la cooperación.

Nos une una misma patria y la misión que tenemos ahora, es la de restablecer los derechos muchas veces olvidados de los habitantes de nuestros pueblos originarios como son el respeto a su cultura, a sus pensamientos, a sus tierras, a sus libertades y a sus creencias.

Por eso este día donde se conmemora el encuentro entre culturas tiene un gran significado, ya que se renuevan promesas de paz, de respeto, de hermandad.

Los recuerdos engrandecen a un pueblo, porque la memoria lo ayuda a aprender del pasado. Aprender de lo que ocurrió después de la Colonización de América, nos ayudará a no cometer injusticias y a valorar a todos los habitantes de esta tierra por igual.

Todos conocemos esta mirada de la historia, una mirada que nos duele, que nos entristece. Pero hay otras miradas, que no dan vuelta la cara, sino que conociendo lo que pasó, que mirando con respeto esas huellas pueden levantarse y ver hacia adelante. Miradas del hoy, del presente y también del futuro, miradas que quieren enseñaron a descubrir al que tengo al lado, que nació libre e igual, pero que es diferente.

Estas voces nos aseguran que la información de esos actores y testigos del ayer es indispensable para atender y reconstruir la historia, para que nosotros mismos podamos encontrarnos con el otro. Y, sobre todas las cosas, debemos descubrir que somos capaces de formar una sociedad cuyos cimientos sean la paz, la tolerancia, la justicia y la equidad.

Nuestro compromiso es sumar esfuerzos, acortar distancias, hermanarnos en nuestro origen y en el dolor de los otros, luchar por nuestros derechos y por lo que nos corresponde, pero también solidarizarnos en la lucha de quienes solos no pueden. Defender la cultura, valorar costumbres, enriquecer en vez de pisar debe ser parte de nuestra tarea.

Reconocer al otro como diferente y respetarlo, por ello es un desafío que ojalá sea superado por nosotros y las generaciones futuras.