A fines del mes de agosto y los primeros días del mes de setiembre, estudiantes de quinto grado de nuestra escuela conjuntamente con los docentes, realizaron un viaje educativo a la Ciudad de Córdoba dónde visitaron el Museo Meteorológico Nacional Dr. Benjamin Gould y el Nuevo Planetario “Plaza,  Cielo y Tierra”.

En nuestro país las actividades meteorológicas se iniciaron durante la presidencia de Sarmiento, quien encomendó al astrónomo norteamericano Dr. Benjamín Gould, la creación del Observatorio Astronómico Nacional (1871) y al año siguiente (1872), la primera Oficina Meteorológica Argentina, con el fin de comprender y sistematizar los conocimientos de los fenómenos meteorológicos que tanta influencia tienen para el desarrollo y el bienestar de prácticamente todas las actividades del ser humano. A partir de ese año fueron muchos los progresos científicos y técnicos logrados en nuestro país en el campo de la Meteorología, como también fue grande el atesoramiento de documentos, libros, instrumentos y objetos relacionados con el inicio y evolución de esta Ciencia en el marco y estructura de un Organismo que en su origen fue la Oficina Meteorológica Argentina, antecesora del actual Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Todos esos elementos constituían y constituyen un valioso testimonio de la actividad científica y técnica desarrollada por el S.M.N. en la Argentina, por lo que sus autoridades consideraron necesario preservar adecuadamente esos bienes para las generaciones venideras, incorporándolas al Patrimonio Cultural e Histórico de la Nación. Así nació en 1988, en la ciudad de Córdoba, el Museo Meteorológico Nacional “Dr. Benjamín Apthorp Gould” en el mismo edificio que fuera sede de la primera Oficina Meteorológica Argentina (1885-1891), y donde desarrolla desde 1985 hasta el presente sin interrupción de sus actividades, la Estación Meteorológica “Observatorio Córdoba”, reconocida por este motivo por la Organización Meteorológica Mundial como “Estación de Referencia”.

El edificio fue restaurado y adecuado, fue inaugurado y abierto al público el 04 de octubre de 1988. Años después, el 15 de noviembre de 1995, el edificio fue declarado Monumento Histórico Nacional. El Museo tiene sus colecciones distribuidas en cuatro salas y en un amplio corredor central. Completan las dependencias administrativas, una sala para proyección de audiovisuales y una sala de consulta/biblioteca (en formación). En el predio se encuentra ubicado un campo didáctico, réplica del campo operativo de observaciones. Las salas llevan los nombres de personalidades que tuvieron destacada participación en el desarrollo la Meteorología en el país. En el parque, colindante al Campo Operativo de Observaciones de la Estación Meteorológica “Observatorio Córdoba”, se encuentra un Campo Didáctico con su correspondiente instrumental, donde los visitantes pueden ver en forma directa cómo se realiza una observación meteorológica y conocer los instrumentos que se utilizan. En las proximidades del Campo Didáctico se exponen los instrumentos que por su naturaleza o por su tamaño no pueden exhibirse en el interior del edifico. Entre ellos un radar aerológico (usado para medir la dirección del viento en altura), y un nefobasímetro (para medir la altura de la base de las nubes). A través del tiempo se evidencia un marcado y creciente interés por conocer la Ciencia Meteorológica y sus aplicaciones por parte de estudiosos, investigadores, profesionales de ciencia afines y de docentes y alumnos en general.

El Centro de Interpretación Científica Plaza Cielo Tierra es una iniciativa conjunta de la Universidad Nacional de Córdoba y del Gobierno de la Provincia de Córdoba. Es un espacio de encuentro, comunicación y aprendizaje acerca del mundo natural desde la perspectiva de la ciencia. Esta iniciativa conjunta ofrece un recorrido vistoso, ameno y cautivador con la intención de que el público, de forma gratuita, pueda experimentar en vivo una aproximación al conocimiento científico. Así, los asistentes participan de una vivencia sensorial y dinámica. Por espacio de una hora y media, son transportados en un repaso a través de la diversidad de elementos que conforman el planeta Tierra y el Universo, descubriendo algunos de los más importantes instrumentos mediante los cuales el hombre, a lo largo de la Humanidad, buscó satisfacer la necesidad de descubrir la gran casa que todos habitamos.

La visita arranca con un paseo por el exterior de la plaza, dividida en los sectores Astroparque, Plaza Didáctica, Geoparque y Plaza de Ingenio, donde los participantes entran en contacto de manera lúdica con diferentes instrumentos de medición y observación. El recorrido continúa en el interior del Pabellón Cielo Tierra, como se llama al edificio principal que tiene la forma de dos dodecaedros unidos por una de sus caras y parcialmente soterrados, con una altura total de 18 metros de la base hasta el techo.

Se trata de un descenso al interior del planeta que comienza la corteza, sigue en el manto, la roca y el núcleo terrestre, ilustrado por medio de más de mil metros cuadrados de ploteos de diseño exclusivo. Una peculiaridad distintiva la brindan los pisos transparentes, que consiguen que los diferentes niveles del edificio se mantengan visualmente conectados.

Sigue luego el nivel Agua, que educa acerca del líquido elemento partiendo de su estructura molecular para llegar a su distribución a lo largo del planeta, apuntando también al ciclo del agua y la fauna ictícola en las distintas etapas de la evolución, resumiendo 3.500 millones de años de vida en el planeta.

Ya en el nivel Aire, el público se topa entre otros artefactos con el denominado Péndulo de Foucalut, llamado así en honor al físico y astrónomo francés que en 1851 ideó dicho instrumento para demostrarle a la Humanidad que la Tierra gira en forma permanente. El péndulo se mantiene en movimiento en un mismo plano según el principio de conservación del momento angular, derribando, cada seis o siete minutos, una serie de palitos dispuestos alrededor, lo que da cuenta del movimiento de rotación terrestre.

Posteriormente se accede al Planetario Julio Verne, donde se ofrece una proyección que nos adentra en el descubrimiento de los cuerpos que pueblan la gran bóveda celeste. Una voz en off va conduciendo el relato, hasta llegar a las características de los astros tal y como pueden observarse desde nuestra ubicación en Córdoba.

Esta salida educativa permitió a los niños disfrutar de una jornada de aprendizaje en un ambiente diferente al aula.