Tras la lectura de Edgar Allan Poe en el espacio de Lengua y Literatura, alumnas y alumnos de tercero C se inspiran para otras producciones literarias, sumergidos en el ambiente, las historias insinuadas, las imágenes y el lenguaje. Atravesados por la obra del gran autor norteamericano, ensayan un diálogo intertextual que resulta en otras tantas obras literarias.

 

 LA PENUMBRA

Aquí estoy, en el living de mi casa, oscuro y tenebroso. Las sombras del sauce del patio, iluminado por la tenue luz de la luna; rasgan las paredes frías de mi espalda. En estas sombras se resaltan la específica y exacta penumbra de un cuervo. Este es mi pesado y oscuro pasado, que me persigue y me tortura día a día.

Cuanto más pasa el tiempo una extraña y potente fuerza me tironea al maldito y repugnante infierno.

Maia Jazmín Huppi Franco

Paula Sánchez

 

El cuervo- Edgar Allan Poe

Una débil y tenue luz se colaba por la ranura de la puerta, el barrullo inundaba la habitación, llegaba en forma de murmullos desde la calle, ahogando el silencio que brotaba de las paredes de papel que me mantenían prisionera.

Lágrimas como perlas empañaban mis ojos, acompañadas de recuerdos que atesoraba. ¿Cómo pudiste dejarme aquí, loca, sola y sin amor?. El cuervo, con sus oscuras alas, me incitó al pecado y tú te fuiste de mi lado. ¿Será hora de que como los cuervos, extienda mis alas y me arroje en picada al abismo?

Martina Monti Nicolau   3°C

La sombra del cuervo

Era una noche fría y la poca piel que tenía no me mantenía caliente; recién salía de ensayar y lo único que quería era llegar a mi casa.

Al llegar me bañé y sin otra cosa en mi cuerpo que mis huesos y mi piel lastimada, me pesé. En la balanza aparecieron dos números que me atormentaban, 35 kilos. Me miré al espejo y no vi más que mi reflejo con ojos llorosos.

Esa noche no comí, a la mañana siguiente tomé un vaso de agua y fui a ensayar al teatro. Este sábado me invitaron a una fiesta pero no voy a ir porque no me gusta comer delante de la gente, y cuando estoy sola meto, mis finos dedos en mi garganta para vomitar todo lo que me haga subir de peso.

Las noches se hacen muy largas con el estómago vacío y  las lágrimas no me dejan descansar. Dentro de mi mente solo recuerdo cuantas calorías tiene lo que comí hace unas semanas. Cada mañana al despertar busco consuelo en mí misma al ver mi voluptuosa figura al espejo.

Dentro de las paredes de mi habitación mis problemas me persiguen como un cuervo, pendiente de cada uno de mis movimientos.